Piel y Cabello

Características de la piel deshidratada

¿Cuáles son las características de la piel deshidratada?

Una piel deshidratada es una piel que se siente incómoda, con tirantez, con una notoria pérdida de la luminosidad… Es una piel que al tocarla es áspera al tacto, y puede tener finas líneas de expresión, que aunque lo parezcan no son arrugas de la edad, sino consecuencia de esa falta de agua.

Pero es importante al tener en cuenta las características de una piel deshidratada, que no es lo mismo que una piel seca. La piel seca es un tipo de piel, igual que lo son la piel grasa o la normal. La deshidratación es un estado por el que todos los tipos de piel pueden pasar en determinadas situaciones.

La piel deshidratada dejará de estarlo en el momento que empecemos a tratarla, sin embargo, los tipos de piel vienen determinados genéticamente.

Conociendo la estructura de la piel: ¿qué falla para que se deshidrate?

Queremos que conozcas la estructura de la piel para poder entender de dónde surge la deshidratación.

La piel está formada por tres capas, ordenadas de más externa a más interna: epidermis, dermis e hipodermis.

En la epidermis, la capa exterior, actúan los cosméticos, y es en la que vamos a centrarnos.

Para explicar la estructura de la piel a este nivel de forma dinámica, ya que es donde surge la deshidratación, vamos a compararla con un muro de ladrillos y cemento que hace de tejado de una casa, es decir, de las dos capas cutáneas que hay por debajo.

Este muro, al que llamamos film o barrera hidrolipídica, se crea en la parte más externa de la epidermis; el estrato córneo, y se forma por dos elementos: Los ladrillos necesarios para su construcción, que en nuestro caso serían moléculas de agua, y el cemento, que mantiene esos ladrillos en perfecta unión, y serían los lípidos.

Gracias a ambos, por nuestro “muro cutáneo” no puede entrar ni salir nada. Se crea una barrera protectora frente a los agente externos. ¿Y por qué de ellos? porque son responsables de las alteraciones y daños en la piel, como te contamos en este post.
¿Os imagináis el desastre si no tuviéramos un buen techo en casa y surgieran goteras?.

La importancia de la barrera hidrolipídica:

La piel está viva, es el órgano vivo más grande y más visible del ser humano, y necesita lo mismo que el organismo, agua y nutrientes. Si alguna de esas dos cosas falta, habrá un desequilibrio en esa barrera hidrolipídica que explicamos un poco más arriba, y la piel tendrá carencia de lípidos, que como recordamos era el cemento que unía los ladrillos de nuestro muro protector.

Pero la piel de por sí no absorbe el agua, si fuera así ¡imaginad cómo saldríamos de la piscina en verano!. El agua la tenemos que beber. La función de una buena hidratante es preservar el agua del organismo, evitando que se evapore al llegar a la epidermis.

La piel se puede deshidratar por varios motivos; una gripe, el frío y el viento, la exposición al sol en el verano, un mal cosmético, el tabaco, falta de sueño… Y aunque es común la confusión entre las características de la piel deshidratada y las de la piel seca, lo cierto es que quien mayor tendencia tiene a la deshidratación resulta ser la piel grasa. En su caso, al haber una mayor cantidad de lípidos que de agua, los cimientos que forman la barrera no son fuertes, están separados, y la hidratación se evapora por los huecos que quedan en ese muro deconstruído.  

Beneficios de la piel hidratada:

Entendida la función de la barrera hidrolipídica, se entiende la importancia de la hidratación. El primer beneficio de una piel hidratada es un riesgo mucho más reducido de sufrir patologías. Pero, además, y desde el punto de vista de la belleza no menos importante para nosotras, al hidratarla conseguimos una piel sana, lisa, cómoda y suave al tacto.

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