El cabello revela nuestro estado físico y emocional; el pelo limpio, sano y brillante es signo de salud y bienestar interior.
El cabello en verano se puede alterar con mayor facilidad debido a las temperaturas y las agresiones del cloro, salitre… unidas a la agresión de la radición solar, así que no se comporta del mismo modo que en invierno, otoño o primavera…
Por otra parte, ¿sabías que cuando nos estamos formando en el útero de nuestra madre la piel, el cabello y el sistema nervioso tienen un mismo origen? Proceden del mismo blasto y se van diferenciando conforme se desarrolla el feto. Como todos sabemos el sistema nervioso se ve muy influenciado por el entorno y las estaciones, así que ya podemos entender el motivo por el que están tan relacionados el estado nervioso, el estado de la piel y el cuero cabelludo, las emociones y las estaciones. El cabello, definitiva, es piel, de ella depende, se alimenta y oxigena, por eso los Dermatólogos se ocupan de la piel, el cabello y las uñas, las faneras. Si un cuero cabelludo está sano, el cabello crecerá sano.
El cabello y el sol
El cabello y el sol tienen una estrecha relación ya que el sol es luz, energía que nos ayuda a activar procesos de síntesis; de vitamina D, de serotonina (una de las ‘hormonas de la felicidad’), que cambia nuestros ritmos internos, y en definitiva, tiene el poder de mejorar nuestro estado de ánimo.
Pero, pensemos… ¿por dónde entra el sol a nuestro interior?, por el exterior; la piel, y en gran parte por el cuero cabelludo, que a no ser que cubramos con un gorro, está siempre expuesto.
El cabello en verano sufre cambios en el color y en la textura, principalmente a causa del sol.
Piensa que el cuero cabelludo es piel, y al igual que la piel del rostro, puede quemarse, produciéndose daños en las células que hay en su interior, y dañando así la raíz de ese cabello, que cambiará la fisonomía del pelo volviéndolo frágil y sensible, quebradizo, con las puntas abiertas, rotura de fibras… Un cabello tan debilitado tiende a caerse con mucha más facilidad. Este fenómeno se potencia cuando la radiación ultravioleta daña la queratina, imprescindible para formar la estructura del cabello y preservar su nutrición. Los rayos del sol además blanquean y destruyen los pigmentos de melanina, estropeando el color.
¿Cómo cuidar el cabello del sol?
Muchas veces nos preguntan cómo cuidar el cabello del sol, y la respuesta la tenemos clara: la mejor forma de cuidar el cabello en verano es protegerlo de los rayos solares, y nutrirlo de forma adecuada.
Si el cabello y el sol tienen una estrecha relación, el cabello y los nutrientes son una unidad que no puede ir por separado, el cabello crece a partir de los nutrientes que le aporta la raíz; es por eso que decimos que un cuero cabelludo sano es un cabello sano. Es como actuar en el origen del problema en lugar de en los síntomas. (Pronto te lo contaremos en un artículo de anatomía capilar)
La protección solar capilar
Si nos exponemos al sol y ponemos un protector evitamos todos los daños que produce, manteniendo su textura, su brillo ¡y su color! (independientemente de si es natural o es teñido), al poner un filtro que actúa a modo de escudo protector.
Si además lo nutrimos a diario con una buena crema, y no descuidamos la rutina básica de cuidado capilar, conseguiremos que el cabello en verano pueda aprovechar todos los beneficios del sol sin alterarse.
#ConsejoBeauty: no olvides que la única relación preocupante no es la del cabello y el sol. El cloro, la sal del mar… también influyen en su estado, y es por eso que te recomendamos utilizar un champú específico en verano, que te ayude a eliminarlos muy bien en el lavado.